Que el cinismo sea moneda corriente en la política internacional no puede sorprender a nadie. De todos modos, bautizar como "Ronda del Desarrollo" a la paralizada Ronda Doha no deja ser un chiste de mal gusto.
Uno de los temas novedosos incorporado en la agenda Doha justamente para hacer honor a su sobrenombre fue la llamada "Asistencia para el Comercio" o Aid for Trade, de la que ya hemos hablado acá y allá.
Para entender el tema en dos palabras: no basta con abrir mercados a través de las negociaciones comerciales: los países deben estar en condiciones de aprovechar las oportunidades que surjen en el exterior, así como también deberían poder competir razonablemente en sus mercados internos. Claramente el punto de partida para países ricos y pobres es distinto, por lo que la Asistencia para el Comercio puede contribuir a nivelar el terreno de juego.
Un trabajo reciente del South Centre permite analizar el estado de situación en la materia. La temática está ya incluida en la agenda, por lo que podrían vislumbrarse avances en el mediano plazo, aún sin una reactivación total de la Ronda.
Sin embargo, hay algunas trampitas. Por un lado, cada discurso menciona prolijamente el tema pero nadie se ha tomado el trabajo de precisar las formas de implementación de esta asistencia. Hay, además, un riesgo de desviar recursos de otras metodologías de asistencia a los países en desarrollo, por lo que el resultado final no sería más que una operación de maquillaje. De todos modos, el mayor riesgo es que los países avanzados nos vendan esta Asistencia como un acto supremo de generosidad, dejando de lado la apertura de sus mercados, una herramienta mucho más efectiva para apoyar el desarrollo económico del mundo en desarrollo.
Uno de los temas novedosos incorporado en la agenda Doha justamente para hacer honor a su sobrenombre fue la llamada "Asistencia para el Comercio" o Aid for Trade, de la que ya hemos hablado acá y allá.
Para entender el tema en dos palabras: no basta con abrir mercados a través de las negociaciones comerciales: los países deben estar en condiciones de aprovechar las oportunidades que surjen en el exterior, así como también deberían poder competir razonablemente en sus mercados internos. Claramente el punto de partida para países ricos y pobres es distinto, por lo que la Asistencia para el Comercio puede contribuir a nivelar el terreno de juego.
Un trabajo reciente del South Centre permite analizar el estado de situación en la materia. La temática está ya incluida en la agenda, por lo que podrían vislumbrarse avances en el mediano plazo, aún sin una reactivación total de la Ronda.
Sin embargo, hay algunas trampitas. Por un lado, cada discurso menciona prolijamente el tema pero nadie se ha tomado el trabajo de precisar las formas de implementación de esta asistencia. Hay, además, un riesgo de desviar recursos de otras metodologías de asistencia a los países en desarrollo, por lo que el resultado final no sería más que una operación de maquillaje. De todos modos, el mayor riesgo es que los países avanzados nos vendan esta Asistencia como un acto supremo de generosidad, dejando de lado la apertura de sus mercados, una herramienta mucho más efectiva para apoyar el desarrollo económico del mundo en desarrollo.
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