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martes, octubre 02, 2012

El mundo en tus manos (2)


El consumo, dijimos antes, ya no es lo que era. El nuevo consumo recurre al pasado para reencontrarse con una noción del valor de las cosas ligada a la experiencia y a la nobleza de los materiales y su manufactura.

El rechazo al mercado masivo generar nichos importantes, como puede evidenciarse en esta nota de Anita Patil en el NY Times. Se extienden los cursos de manualidades en los temas más variados (artesanías, fabricación de telescopios o perfumes, desarrollo de robots, por mencionar algunos) que apelan al redescubrimiento de nuestra capacidad para transformar el mundo con nuestras manos (para una profunda reflexión sobre este tema recomiendo con fervor "El artesano" de Richard Sennett, libro que aún no he terminado). 

La revolución del maker movement también nos conecta con nuestra capacidad de dar vida a las cosas "muertas" que nos rodean y tiene, como lo demuestran los Repair Cafes holandeses, un impacto muy positivo en el desarrollo de lazos solidarios en la comunidad:

Conceived of as a way to help people reduce waste, the Repair Cafe concept has taken off since its debut 2 ½ years ago. The Repair Cafe Foundation has raised about $525,000 through a grant from the Dutch government, support from foundations and small donations. Thirty groups have started Repair Cafes across the Netherlands, where neighbors pool their skills and labor for a few hours a month to mend holey clothing and revivify old coffee makers, broken lamps, vacuum cleaners and toasters, as well as at least one electric organ, a washing machine and an orange juice press. "In Europe, we throw out so many things," said Martine Postma, a former journalist who came up with the concept after the birth of her second child led her to think more about the environment. "It's a shame because the things we throw away are usually not that broken. There are more and more people in the world, and we can't keep handling things the way we do.

La lógica que motoriza al consumo colaborativo comparte esta misma raíz solidaria. En Francia, por ejemplo, están experimentando con un modelo P2P de lavado de ropa, alentando a los vecinos a compartir sus lavarropas. En San Francisco, por su parte, están probando un sistema para compartir scooters siguiendo el éxito de programas de uso temporario de bicicletas y autos en el mundo entero. Compartir implica, ante todo, generar confianza entre desconocidos lo cual tiende a resignificar los vínculos ciudadanos, sobre todo en nuestras grandes metrópolis.

Vale la pena leer a John Thackara, especialista de diseño inglés, sobre un concepto con gran carga ideológica: The Five Per Cent Energy Future. 

For design, this means letting go of the idea that our energy crisis is some kind of practical problem to be fixed. But the long descent of industrial society is not the only show in town. Rather than dream of a global switch to renewables that cannot and will not happen, the wiser course is to focus our creative efforts on low-energy replacements for today’s gas-guzzling support systems. Our focus should be services and infrastructures that require five per cent of the energy throughputs that we are accustomed to now. That's the energy regime we're likely to end up with, so why not work on that basis from now on? Is five percent impossible? On the contrary. For eighty percent of the world's population, five percent energy is their lived reality today. Their situation is usually described as poverty, or a lack of development, but there are numerous ways in which the South's five percent delivers the same value as our 100-percent-and-rising.

El desafío está claramente planteado: ¿Cómo diseñamos productos para un mundo que deberá consumir menos? (Aunque hay quienes niegan un posible apocalipsis energético). La pregunta puede extenderse a la escala urbana. ¿Cómo diseñamos ciudades para este nuevo escenario? Un proyecto para rediseñar por completo la forma en la que plantamos árboles en las ciudades es un buen ejemplo del pensamiento fuera de la caja al que tendremos que apelar. Consumimos y producimos en las ciudades y ahí es donde impactarán más fuerte todos estos cambios.


martes, septiembre 18, 2012

El mundo en tus manos (1)


El cambio en la forma en la que consumimos es un fenómeno potencialmente disruptivo para nuestra sociedad y ya se están sintiendo los primeros síntomas. Aparece con cada vez más fuerza un consumidor consciente, informado y responsable, tanto a nivel ambiental como social. El auge del consumo colaborativo es una clara manifestación de la emergencia de este sujeto.

Como causa y consecuencia de esta tendencia, el valor del trabajo vuelve a ser reconocido. El sentido de las cosas es funcional pero también identitario. Valoramos la maestría que dan los años, el trabajo del artesano que no hay forma de apurar y las historias individuales escondidas en los objetos. El regreso del movimiento "Hágalo Usted Mismo" o DIY (por sus siglas en inglés) es otra reacción frente a estos cambios sociales. Metemos mano en las cosas para entenderlas, para saber de qué están hechas y qué secretos mecanismos las movilizan. Metemos mano para contar nuestras propias historias.

La foto que ilustra el post es del Techshop San Jose en Silicon Valley, parte de la red Techshop que se está desplegando con fuerza en todo Estados Unidos. La propuesta es simple y genial: Un galpón con todas las herramientas que cualquier inventor soñaría con tener, a disposición de cualquiera por una baja cuota mensual y con intensa agenda de capacitación para que todos se le animen a las máquinas. Como veíamos hace poco analizando la masificación de la impresión 3D, la revolución productiva (¡hay que exorcizar el concepto!) está a la vuelta de la esquina. Y, como lo demuestra el Santiago Maker Space, nuestra región no piensa quedarse atrás.

Los espacios de trabajo colaborativo (acá hemos hablado del HUB Madrid o el HUB São Paulo, por mencionar dos buenos ejemplos) surgen como conectores naturales de las mudanzas en el consumo y la producción mencionados antes, y podrían transformarse en pilares de la ciudad creativa. Hay infinitos formatos posibles en un sector que se destaca justamente por la innovación constante. General Assembly en la Ciudad de Nueva York es uno de los casos recientes más estudiados por su énfasis en los servicios que trascienden la pura provisión de espacio de trabajo. De hecho, tal como lo demuestra esta interesante reseña, General Assembly se distingue por apuntar a construir una sólida comunidad y, sobre todo, una oferta de capacitación veloz y disruptiva. Estos espacios plantean, además, la necesidad de modificar normativas para no limitar el espíritu innovador de los emprendedores que los lideran.

martes, mayo 15, 2012

Pongamos que hablo (3)



Madrid Hub

Mi último día en España fue también muy cargado de emociones. Tomé el tren en Pamplona y llegué a Madrid al mediodía, justo a tiempo para conocer La Fabrica, empresa de gestión cultural con muchos años de experiencia y proyectos interesantísimos en su haber. Vale la pena sumergirse en su web.

Cerca de La Fabrica funciona Madrid Hub y aproveché para pasar a visitarlos. Mezcla de incubadora de empresas (en España llamadas "viveros"), espacio de trabajo compartido y laboratorio de intercambio de ideas, Madrid Hub forma parte de una red global de centros que operan en forma privada y colaborativa. Está cada vez más claro que lo importante en necesariamente el espacio físico (tener edificios lindos) sino más bien lo que se hace con él. Hay aquí varias lecciones interesantes para nuestro programa Incuba.




La Tabacalera

De allí fui andando hasta La Tabacalera, centro social autogestionado que funciona en la antigua fábrica de tabacos de Lavapiés. Si bien el centro estaba cerrado por refacciones, tuve la suerte de conocer a Elisa Fuenzalida, escritora peruana que atendía en ese momento el bar y que gentilmente me mostró las enormes instalaciones mientras me contaba las características del proyecto. La Tabacalera está en manos de diferentes colectivos sociales y artísticos que administran el proyecto con gran entusiasmo pero también con muchos problemas para generar consensos. La apuesta por un modelo de gestión tan horizontal todavía no puede considerarse exitosa pero constituye sin ninguna duda un camino que vale la pena explorar y hasta fomentar desde lo público.

Ya avanzada la tarde tomé una cerveza con Pablo Pérez Palladino, que está haciendo una maestría en España y trabajando en proyectos políticos. Con un pie en el estribo y a metros de Atocha (para abordar el bus a Barajas), tomé otra cerveza con Marcelo Leslabay, diseñador argentino radicado hace tiempo en España con gran experiencia en el comisariado de exposiciones, consultoría, periodismo y docencia. Marcelo fue de una gran ayuda para el armado de mi agenda en España.