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sábado, junio 11, 2011

Todos somos Mercator


Cada tanto vuelvo a los mapas con la misma fascinación con la que recorría en mi infancia el gran atlas en la biblioteca de mis padres. Todos ocultamos a un cartógrafo en nuestro interior y lo vamos moldeando inconscientemente a medida que navegamos la ciudad. Nuestra capacidad para contar la propia historia está fuertemente vinculada con nuestra capacidad de mapear nuestro propio espacio, como bien lo refleja este post:

This is remapping, taking a world we know, and reworking how we see it. It's one way to make culture.

We don’t have to work with something as grand as a subway system. Over the course of many walks, I have remapped my little town in Connecticut. I live pretty close to “the old woman who listens to her TV really loudly. She’s 100.” I am up the street from the “the house built by that crazy Swedish guy who eventually returned to Europe and died in a pauper’s hospital.” About a mile from my house is “smuggler’s cove.” Down the street from there is “The Chinese pavilion,” and from there it’s an easy walk to the “Fortress of mystery,” “Where the roller coaster once stood,” and “House of the trapped Brazilians.”

Maps used to belong to faceless bureaucracies and the state. They were literal. They gave up everything beautiful and imaginative to be accurate and clear. (By some miracle, it takes even the most sober map around 15 years to turn into a thing of beauty. We don’t know why. Apparently map makers install secret beauty on time release.) There are cultures in which maps are rich in connotative meanings (see Basso on the Western Apache, below), but usually our maps are an unamused rendering of the world. What you see is what we got.

Tendríamos que enseñarle a la gente a mapear "su" ciudad, su barrio. La magia de la vida en comunidad está en la micropolítica de cada esquina, en el rompecabezas de identidades compartidas que podemos construir en cada cuadra. ¡Y, de paso, también podemos enseñar a jugar!

martes, septiembre 08, 2009

¿A qué huele Buenos Aires?


Vía CEOs for Cities llego a este simpático post del NYTimes que refleja los olores de Nueva York en un mapa interactivo. También encontré este otro proyecto que mapea los olores del subterráneo neoyorquino. ¿Cómo será la carta olfativa de Buenos Aires? Puedo afirmar, por ejemplo, que las noches de verano en San Telmo tiene un olor que no existe en ningún otro barrio. Costanera Sur, mientras tanto, es el arquetípico y dulce aroma del choripan y la bondiola. ¡Quizás alguien menos vago que yo pueda crear el mapa en Google Maps e invitar a la gente a que de rienda suelta a sus nariz!

miércoles, julio 22, 2009

El poder de los mapas


Hay tanto evento interesante ahí afuera que uno no puede más que envidiar la suerte de quienes pueden asistir. El Encuentro Internacional de Cartografía Ciudadana, que se realizará en un par de semanas en Gijón, versará sobre la habilidad de la gente para construir sus propios mapas e interactuar con las cartografías ajenas a partir de la tecnología:

Los mapas son herramientas imprescindibles para transformar la realidad. En los últimos años Internet y las tecnologías de la información han tenido un enorme impacto en la cartografía. Gracias a los nuevos métodos digitales de representación y redes de intercambio colaborativo los ciudadanos construyen sus representaciones de la realidad respecto a numerosas fuentes de información e intereses.

El encuentro internacional de Cartografía Ciudadana reunirá en Gijón a una amplía red de investigadores y agentes activos entre arquitectos, urbanistas, artistas, geógrafos y programadores. La metodología consistirá en presentaciones teóricas y sesiones de trabajo abiertas al público.
Para ser consecuentes con su temática, los organizadores han dispuesto un wiki como único centro informativo del evento. El programa reúne a un dream team de urbanistas y dosifica muy bien las ponencias y los talleres prácticos. Ojalá a alguno se le de por emularlos en Buenos Aires.

viernes, abril 17, 2009

Mapeando el run run

Por Pili, our girl in New York, llegué al artículo "Mapping the Cultural Buzz":

The aim of the study, called “The Geography of Buzz,” said Elizabeth Currid, one of its authors, was “to be able to quantify and understand, visually and spatially, how this creative cultural scene really worked.”

To find out, Ms. Currid, an assistant professor in the School of Policy, Planning and Development at the University of Southern California in Los Angeles, and her co-author, Sarah Williams, the director of the Spatial Information Design Lab at Columbia University’s Graduate School of Architecture, Planning and Preservation, mined thousands of photographs from Getty Images that chronicled flashy parties and smaller affairs on both coasts for a year, beginning in March 2006. It was not a culturally comprehensive data set, the researchers admit, but a wide-ranging one. And because the photos were for sale, they had to be of events that people found inherently interesting, “a good proxy for ‘buzz-worthy’ social contexts,” they write. You had to be there, but where exactly was there? And why was it there?

The answers were both obvious and not, a Möbius strip connecting infrastructure (Broadway shows need Broadway theaters, after all), media (photographers need to cover Broadway openings) and the bandwagon nature of popular culture. Buzz, as marketers eagerly attest, feeds on itself, even, apparently, at the building level. A related exhibition opens on Tuesday at Studio-X in the West Village, just south of Houston Street, an area not quite buzzy enough to rank.

The study follows in the wake of urban theorists like Richard Florida (Ms. Currid calls him a mentor), who have emphasized the importance of the creative class to civic development.

(...)


Sería interesante encarar un proyecto similar en Buenos Aires. Nuestra ciudad tiene cada vez más centros productores y consumidores de cultura y valdría la pena mapearlos para entender mejor el fenómeno. Habría que usar indicadores diferentes a los de Nueva York (referencias en la prensa, fotos de paparazzis, etc) y buscar una activa participación de los vecinos y las instituciones de base, para que el resultado sea algo más que el rejunte de las agendas de programas culturosos que ya publican los diarios.

lunes, enero 26, 2009

Un nuevo barrio


Exprimiendo nuevamente el post infinito de Juan Freire, caigo en Wikipedia en busca de una definición para "neografía", un concepto que francamente ignoraba:

El término neogeografía (nueva geografía) describe el fenómeno social en torno a la masificación de los mapas virtuales, el acceso a la anotación de estos y el abaratamiento de dispositivos de posicionamiento tales como el GPS.

Es una expresión, en su más reciente sentido, que deriva del nuevo uso que se está dando a cartografía en Internet por parte de usuarios masivos. Esta nueva geografía es el resultado de la libertad de acceso a la georreferenciación de lugares, la geoetiquetación de contenidos, la fácil integración de recursos en entornos web mediante el uso de APIs y la utilización cada vez más cotidiana de GPS y de aparatos de posicionamiento (teléfonos móviles, PDAs, navegadores) en la vida cotidiana.

La neogeografía está estrechamente enlazada al fenómeno de la Web 2.0, en tanto que las personas son las que publican sin posibilidad de censura sus puntos de vista de manera expresiva y creativa. Con la neogeografía esa capacidad se amplía hacia una conciencia de lugar, y también a la expresión libre y creativa de los lugares.

No paro de limar con el mundo nuevo al que apenas nos estamos asomando y me agarra la ansiedad de encarar todo ahora mismo: La neogeografía aplicada a mi nuevo barrio adoptivo laboral. Barracas 2.0 podría ser un mapa interactivo que contenga y amplíe a las instituciones del barrio a partir de la participación de todos los vecinos contando su historia. Ya veremos qué nos depara el destino.

sábado, noviembre 15, 2008

El mapa de tu vida


Hace tiempo que nos vienen amenazando con la llegada de Google Maps y casi casi que me siento estafado. Mientras el mundo entero se dedica a taguear y editar sus cartografías personales, nosotros debemos limitarnos a las copias vernáculas, con mayor o menos grado de eficiencia. Mientras tanto, los autitos de Google Street View también pasan de largo.

El origen de esta rabieta fue la columna de Washington Cucurto de hace varias semanas en la revista C "Casablanca en lo del Consti" (pág. 54 del maldito pdf). Cucurto desgrana su amor por Constitución y sigue construyendo la mitología del barrio a partir de personajes entrañables:

Era el amor que entró en mi vida con todo, con pitos y faroles. Pues, en ese inolvidable barcito de la calle Salta, a metros del pasaje O`Brian, me enamoré de la dueña, Blanca, una mujer del Paraguay, la mujer más dulce y rica que hayan visto mis ojos y años de bailantero. Si usted, querido amigo, está bajoneado, no le salen las cosas como pensaba, se le casó la hija con un vago o el nene imita a Messi y parece un mogólico jugando todo el día con el Playstation; no lo dude ni un instante, vaya a ver a Blanca, tómese una birra con ella y cuéntele sus penas. Casablanca es el mejor lugar del mundo para olvidar las penas y descubrir la alegría de vivir.

Y entonces dan ganas de dejar todo para ir a visitar a esta famosa señora y quizás encontrárselo a Cucurto para perseguirlo en pos de su próxima aventura. Si tuviéramos un Google Maps como Dios manda me dedicaría a taguear sólo historias como esta para que cada esquina de nuestra ciudad pueda contar sobre esos amores que disimulan sus paredes.