miércoles, septiembre 28, 2011

Alive and kicking




Una de las charlas más interesantes de Ixel Moda 2011, congreso en el que estoy participando en la Ciudad de Cartagena como orador, la protagonizó Enrico Cietta departiendo sobre los mitos y verdades Fast Fashion. Si bien la conferencia estuvo centrada en la moda, no pude evitar pensar en el alcance de estos conceptos al resto de las industrias creativas y, en particular, al tan vapuleado sector de la música. 

Consumimos cada vez más música en vivo porque el lugar, la experiencia única, crea valor. Siguiendo a Cietta podemos decir que nosotros "completamos" el producto generado por el artista cargándolo de sentido a partir de nuestra vivencia particular. Basta ver la misa (post) ricotera de hace poco o la pasión generada por la vuelta del Rock in Rio a la ciudad que lo vio nacer, a tope de público a pesar de las impecables transmisiones en directo y gratis por Internet.

La música en vivo es cada vez más relevante en la torta del negocio de esta industria tan cambiante. Lo confirman, por ejemplo, el estudio recientemente presentado por nuestros equipos del Observatorio de Industrias Creativas y de Opción Música referido al mercado de la industria de la música en la Ciudad de Buenos Aires (y en el mundo entero está pasando lo mismo, de acuerdo a esta nota linkeada por @ferisella sobre la situación en Australia).

De hecho, las movidas de negocios más interesantes en esta industria se están dando en temas vinculados al vivo. ReverbNation, por ejemplo, acaba de tragarse a GigMaven y Ticketmaster, la empresa más odiada en el sector, está impulsando un cambio muy fuerte en sus servicios para tratar de revertir su imagen ante el público.

Por otro lado, son cada vez más las empresas que buscan vincularse de alguna manera a la música por su valor en tanto contenido creativo y por su capacidad para generar empatía con los potenciales consumidores. Dos casos concretos: Converse está abriendo un estudio comunitario para que nuevas bandas graben sus discos y Google se asoció a Arcade Fire para personalizar al extremo la experiencia del videoclip:

The Wilderness Downtown, an interactive music video, launched Arcade Fire’s first single, We Used to Wait, from their acclaimed album The Suburbs; and also demonstrated the processing capacity of Chrome, Google’s internet browser. After viewers input the home address or postcode where they grew up, Chrome pulls together a map and Google Street View data to depict satellite views of their old neighbourhood and a montage of familiar images. At the song’s climax, the viewer’s childhood home is reached and they are asked to write or draw a message to their younger self. Their keystrokes and cursor lines grow plantlike branches and tendrils, presaging the final stage of the video which sees trees bursting forth across the streets and gardens that defined the viewer’s youth. The project, which has attracted over five million visitors, was the brainchild of director Chris Milk and Google Creative Labs artist Aaron Koblin, and teams at @radical.media, B-Reel and Google (Contagious Magazine 25).

¿Y cuál es el rol del Estado en este merengue? Arriesgo algunos desafíos: Otear el horizonte para descubrir nuevas tendencias, apoyar la incorporación de tecnología como herramienta transversal al sector y promover, sobre todo, a la música en vivo. La última edición de BAFIM, que acaba de concluir, estuvo orientada en esa dirección y en 2012 vamos por más. Stay tuned...

sábado, septiembre 24, 2011

Tanta charla



EL viernes 23 de septiembre tuve el honor de participar como conferencista en la Social Media Week Buenos Aires 2011, el capítulo local de un evento que se desarrolló en simultáneo en 12 ciudades alrededor del planeta. Con el auditorio de la Universidad de Palermo repleto y entusiasmado por la charla anterior, dictada por el amigo Ariel Arrieta de NXTP Labs (programa del cual soy mentor), salí a la cancha a presentar nuestros programas pero, sobre todo, a plantear algunos interrogantes y tendencias que veo en el futuro de las industrias creativas. Comparto mi presentación y más abajo destaco algunos puntos relevantes (creo que filmaron la charla por lo que más adelante podré linkear el video):
Sacando de lado los firuletes verbales de cualquier conferencista, los temas prinicipales son los siguientes:

  • Todas las industrias creativas son industrias de contenidos, con fronteras cada vez más porosas, nuevos actores y oportunidades interesantes de hibridación.
  • La tecnología es la nueva transversalidad: No tiene sentido analizar el cambio tecnológico como hecho aislado sino como influencia positiva (y revolucionaria) para toda la producción creativa.
  • La vuelta del "hazlo tu mismo": A la vez cobran nuevo valor los relatos originales, la identidad, los materiales nobles, la posibilidad de personalizar experiencias y el lugar como punto de referencia. La clave, más que nunca, consiste en poder contar buenas historias.
  • El rol del Estado debe estar ligado a brindar nuevas oportunidades de desarrollo a la clase creativa pero ampliando dicha categoría para dar cuenta de aquellos tradicionalmente olvidados por el sistema. La ciudad es un terreno fértil para provocar estos cruces que permitan desplegar nuestras identidades múltiples.

jueves, septiembre 15, 2011

De regreso a #septiembre



El fin de año es cada vez más precoz. Tradicionalmente el mes de octubre explotaba en eventos -propios y ajenos-, viajes, conferencias y otras obligaciones. Ahora me encuentro con la bomba de septiembre en las manos y sin tiempo para el blog. Sólo a modo de vil excusa dejo los links a los eventos que nos tienen tan atareados:


¡Y una lista enorme de otros temas de cuyos nombres no quiero acordarme! Tened paciencia entonces que ya volveremos con las disquisiciones acostumbradas.





Casa FOA en el CMD

jueves, septiembre 08, 2011

Poder gastronómico en la nueva globalización


La gastronomía se ha convertido en una de las formas más atractivas del soft power o "poder blando", por su capacidad de traccionar turismo, exportaciones y simpatías hacia los países de origen. La globalización ya no es lo que era y ahora importa estar en condiciones de llevar al mundo un relato propio, original, fuertemente basado en atributos identitarios.

De todos modos, no cualquier país puede entrar al exclusivo circuito del poder gastronómico. Junto con una identidad clara y bien definida, varios elementos parecen emerger como requisito para aspirar al podio:

Una base sólida y años de construcción

Una de las claves para la proyección internacional es el desarrollo de una sólida cultura gastronómica local. Las ciudades se están abriendo cada vez más a las posibilidades que ofrece el encuentro del espacio público con la comida, tal como lo demuestra la revolución de los food carts y la proliferación de nuevos mercados urbanos. San Antón (Madrid) es un buen ejemplo de esta tendencia que lleva a repensar los espacios tradicionales en función de la nueva economía de la experiencia.

La educación juega un papel central en la consolidación de este proceso a largo plazo. ¿A quién no le hubiera divertido participar del Campamento Gastronómico de Verano para jóvenes, organizado por el Basque Culinary Center?

Un relato bien estructurado

Vivimos en una época que se alimenta constantemente de historias, y preferentemente de las buenas. La gastronomía es el vehículo ideal para proyectar la identidad nacional a través de un relato sólido y que despierte curiosidad. La cocina nórdica, por ejemplo, que está emergiendo como nueva estrella en el firmamento gastronómico, conjuga la atracción del misterio con la búsqueda de lo natural.

Promoción inteligente

España lleva la delantera en cuanto a estrategias novedosas de posicionamiento: El Instituto Cervantes sale de gira para promover la gastronomía española y surgen consultoras como A Taste of Spain que se proponen conquistar Londres. De todos modos, también Perú busca consolidar sus bien ganados galardones enseñando a cocinar como ellos al resto del mundo:

La campaña seleccionará 10 platos típicos de la gastronomía de este país, que junto los productos autóctonos con que se elaboran, serán trasladados de forma didáctica y expuestos en sus detalles a todos los aficionados y profesionales de fuera de sus fronteras, enseñándoles a cocinarlos de un modo sencillo y práctico.
(...)
La iniciativa, que tiene también como objetivo aumentar los índices de exportación de los productos peruanos, contará también con la presencia de reconocidas personalidades de la gastronomía mundial, líderes de opinión y prensa extranjera, que serán invitados a visitar Perú para conocer sobre el terreno sus peculiaridades gastronómicas.

sábado, septiembre 03, 2011

Manifiesto: En esto creo


Hace unos años me crucé en Internet con la gente de URBZ, un colectivo dedicado a facilitar la producción y difusión de información, conocimiento, ideas y prácticas para constituir mejores ciudades para todos. Tuve la chance de conversar con ellos en Mumbai en 2010 y encontré a un grupo de gente valiente y comprometida, explorando y reflexionando sobre el potencial de los ignorados por el sistema. 

Airoots es un blog en el que se discuten estas cuestiones y que mantiene un vínculo que no termino de identificar con los URBZ. En un artículo de principios de este año compartieron un ensayo que me conmovió por su claridad y contundencia. Copio algunos párrafos que abren nuevas perspectivas para pensar las ciudades y los cruces que éstas proponen: 


The deeper we go, the closer we come to aligning with artists who share the same starting points – an attraction and empathy for worlds that fall outside dominant and mainstream urban ideologies. We can confidently say that the so-called slums, favelas, suburban ghettoes, street corners, urban villages and inner cities are breeding grounds for artists not simply because they are marginal or exotic spaces, but because they embody critiques and counterpoints through their very existence. One has to only look at the musical productions coming out of the ghettos of Baltimore, the favelas of Rio or the suburbs of Paris. Some of the most powerful forms of expression are emerging far from the centre. As architectural theorist and philosopher Yehuda Safran says, “The future is in the periphery.” Of course, artistic and cultural productions coming from the periphery are rarely treated with the respect they deserve. But when they are, what emerges is something we find truly significant as urban practitioners.

(...)

Plans and designs as finished products is a limited and limiting idea. Development projects that do not involve the people who will inhabit them often end up alienating them in one way or another. Super-developed urban infrastructure that provides for everything – art galleries, performance spaces, parks – can still produce, within a short span of time, bored and alienated youngsters. Similarly, habitats that are pre-fabricated ultimately come to life only when their inhabitants start to work on them by living in and transforming spaces through their needs. Our engagement with urban worlds has convinced us that at no point of time can one design a finished city – a promise that has been proven unrealistic and false, a countless number of times. What we can do is ensure processes of engagement and participation that are constantly active.

(...)

Our generation of urban practitioners sees the city as an animate subject. Not as a dead corpse or mechanical ensemble, nor as a monstrosity in various stages of organic decay – visions that have, for long, populated the imaginations of urban thinkers and artists. The city we see emerging and are working towards is high-tech and rooted at the same time. What moves it are the millions of people, who day after day, make it their own by walking on the roads, running shops, standing and chatting at street corners, painting walls, making and repairing houses and getting involved in local affairs.

(...)

This vision, once ironically called the Global Village, convinces us more than ever that the choices for us in terms of habitats are not as unbounded as we once thought. Cities, for better or worse, are really the contexts in which we live and where humanity will probably perish, whenever that happens. For all those anguished souls, us included, who remain dissatisfied with the state of the world – this realisation forces us to look at the city afresh. If only because it is not simply that dazzling confluence of modernity and emancipation but simply, all that there is for us to work with, whether we like it or not. The questions, therefore, change from “Do we want to live in cities?” or even “What kind of cities do we want?” to “How do we cope with this urban reality?” and “How do we improve it?” The context rather than the ideology becomes the starting point for all creative processes.