De acuerdo a una definición publicada allí mismo, el comercio justo es:
Pagar a los productores un precio que cubra el costo de una producción sostenible y retribuya el valor de su trabajo con un ingreso que les permita prosperar junto con sus familias y comunidades.
Los artículos son, en general, interesantes e informativos. Hay algo de autobombo, un racconto de los orígenes y una entrevista a una buena señora que ve el negocio en todo esto. De cualquier manera, la nota de cierre es la más interesante ya que plantea los límites del modelo:
Los plátanos y el café son productos básicos sin un real valor añadido. Históricamente, la riqueza se genera agregando valor a los productos (por ejemplo, la transformación de la leche en mantequilla o del hierro en tornillos) que luego se comercializan. Los pobres de las zonas rurales de África obtendrían muchos más beneficios si pudieran colocar un mayor volumen de productos elaborados en los mercados desarrollados.
El crecimiento sostenible de las zonas rurales exige invertir en carreteras y electricidad, reducir los obstáculos arancelarios y los subsidios a la exportación, crear estabilidad política y económica, y elevar los niveles de educación.
Tales son las condiciones para hacer prosperar un sector agrícola más amplio y reducir la pobreza en los países de desarrollo incipiente.
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