miércoles, junio 12, 2013

Moda en movimiento


Como gran intérprete de nuestra cultura, sin dudas las moda seguirá estando de moda. De hecho, en su extremo más deprimente, la moda no es más que un símbolo de estatus puesto en evidencia por la presencia del logo de las marcas más reconocidas (de acuerdo con un estudio reseñado en The Economist, el logo a la vista trae como beneficio mayor cooperación de los demás, recomendaciones de empleo y hasta la capacidad de recaudar más fondos de caridad).

En la moda está presente una paradoja recurrente de las industrias creativas: El constante avance tecnológico al que se le opone la pulsión por volver al origen, al rigor del tiempo y a la nobleza de los materiales. El proyecto "Manufacture New York" es un buen ejemplo de esto último. Una incubadora de moda que busca retener la producción en Estados Unidos, frente al auge de la terciarización hacia los países asiáticos. Apelan al orgullo nacional y a la cercanía entre proveedores como estrategia (recreando, de algún modelo, el sistema de aglomeración italiano del siglo pasado, identificado por Piore y Sabel).

Pero la tecnología, como el tiempo, no para. La "wearable technology" (¿tecnología para llevar puesta?) es  apenas un reflejo del rol de la moda en la creciente tecnificación de nuestros cuerpos. Vale la pena revisar los conceptos presentados este año por el estudio de diseño Frog. De todos modos, aquí también aparece la solución a la paradoja que mencionada anteriormente: Gran parte de los avances tecnológicos apuntan a una mayor conexión entre las personas y a revelar las historias que se esconden detrás de nuestras decisiones a la hora de vestirnos.

Está claro entonces que queda mucha tela para cortar en torno a este tema.