Al cabo estoy de vuelta luego de una muy intensa semana de trabajo y puesta al día con amigos en Barcelona. En los próximos días iré contando algunos detalles de mi agenda, ya que estuvo signada por varios encuentros interesantes.
Los catalanes tienen mucho, mucho, MUCHO, dinero a su disposición y la verdad es que deprime un poco ver los avances que han logrado en materia de vinculación institucional público-privada puesta al servicio de objetivos comunes. De todos modos, pasado el shock inicial, uno comienza a darse cuenta que el factor de éxito es en realidad la capacidad innata de estos tipos para generar consenso a todo los niveles, sentando en una mesa a los actores relevantes para generar con ellos visiones de futuro comunes. Sobre esto pienso escribir durante estos días, si el tiempo lo permite.
De cualquier manera, para ilustrar el punto, podemos recurrir al suplemento Campo (La Nación) de ayer:
En "Deberes después del acuerdo" Cristian Mira identifica algunos cambios en el horizonte ganadero (ingreso fuerte de EEUU y Brasil al mercado local; nuevos mercados; nuevas técnicas de producción) y queda latente justamente la aparente falta de un plan sectorial que vaya más allá de los acuerdos con el gobierno.
En "Chile apuesta a la ganadería", por su parte, nos enteramos que el gobierno vecino lanzó un consejo público-privado para mejorar la genética de la hacienda. Los chilenos son expertos en estas lides y no dudo que, con el tiempo, aprovecharán el flamante foro para dinamizar a todo el sector.
Finalmente, en "De prejuicios anacrónicos y visiones compartidas" Ricardo Hara vuelve sobre una cuestión esencial para el desarrollo de la agroindustria en el país: su presencia en el imaginario colectivo de la Argentina. Es tan obvio que el campo tiene que hacer un serio trabajo de comunicación hacia la ciudadanía que da rabia verlos pelearse entre ellos o tropezar una y otra vez con las chicanas infantiles del gobierno. El agro hi tech es nuestro pasaje a un futuro de prosperidad y desarrollo económico equitativo. Si tan sólo ellos mismos se dieran cuenta de eso...
Los catalanes tienen mucho, mucho, MUCHO, dinero a su disposición y la verdad es que deprime un poco ver los avances que han logrado en materia de vinculación institucional público-privada puesta al servicio de objetivos comunes. De todos modos, pasado el shock inicial, uno comienza a darse cuenta que el factor de éxito es en realidad la capacidad innata de estos tipos para generar consenso a todo los niveles, sentando en una mesa a los actores relevantes para generar con ellos visiones de futuro comunes. Sobre esto pienso escribir durante estos días, si el tiempo lo permite.
De cualquier manera, para ilustrar el punto, podemos recurrir al suplemento Campo (La Nación) de ayer:
En "Deberes después del acuerdo" Cristian Mira identifica algunos cambios en el horizonte ganadero (ingreso fuerte de EEUU y Brasil al mercado local; nuevos mercados; nuevas técnicas de producción) y queda latente justamente la aparente falta de un plan sectorial que vaya más allá de los acuerdos con el gobierno.
En "Chile apuesta a la ganadería", por su parte, nos enteramos que el gobierno vecino lanzó un consejo público-privado para mejorar la genética de la hacienda. Los chilenos son expertos en estas lides y no dudo que, con el tiempo, aprovecharán el flamante foro para dinamizar a todo el sector.
Finalmente, en "De prejuicios anacrónicos y visiones compartidas" Ricardo Hara vuelve sobre una cuestión esencial para el desarrollo de la agroindustria en el país: su presencia en el imaginario colectivo de la Argentina. Es tan obvio que el campo tiene que hacer un serio trabajo de comunicación hacia la ciudadanía que da rabia verlos pelearse entre ellos o tropezar una y otra vez con las chicanas infantiles del gobierno. El agro hi tech es nuestro pasaje a un futuro de prosperidad y desarrollo económico equitativo. Si tan sólo ellos mismos se dieran cuenta de eso...
3 comentarios:
La búsqueda de consenso para que las cosas funcionen: un déficil nacional de siempre, sin duda.
la oportunidad agroindustrial: postergada por ahora, me parece. En algún momento, sospecho, se agotará el mercadointernismo o se complicará con inflación y para seguir creciendo habrá que darle un giro más exportador. Crecer sin consumir, crecer vendiendo afuera que es como se arrancó de la crisis 2001. Entonces mirarán al campo otra vez. Le tocará a Cristina, supongo.
Como dicen en Brasil: tomara!
De todos modos, seguirá siendo una solución coyuntural y tardía. El consenso que me impresionó en Barcelona tiene que ver con la generación de un mensaje claro, que luego es reproducido sin fisuras (eventualmente alguna crítica constructiva, siempre bienvenida) por todos los actores (púbico, privado, tercer sector). Hay una visión compartida de hacia dónde quieren ir.
Hara es un gran comunicador del sector y viene insistiendo en la necesidad de generar hacia dentro un cambio en la forma de comunicar. Sin embargo el trabajo parece ser titánico, al menos hasta que ocurra un cambio generacional en la dirigencia agropecuaria.
Saludos Enrique.
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