La entrevista a Grobocopatel en La Nación del domingo no tiene desperdicio. Me gusta su entusiasmo para machacar una y otra vez con la idea de un desarrollo económico dinamizado por el campo y saliendo de la primarización hacia la agregación de valor, la venta de servicios y un reposicionamiento internacional en función del agro hi tech. Algunos párrafos destacados:
-¿Cómo es esto de que está exportando tecnología, know-how y demás a Venezuela?
-Creo que en la agricultura argentina, más allá de los granos que se producen, hemos desarrollado modelos o diseños organizacionales que permiten que se difunda la innovación. Ese es un gran aporte de la Argentina a la agricultura mundial. Esos modelos facilitan la adopción y la utilización de la tecnología. Y eso hace que estemos en condiciones de ir a un lugar que necesita adoptar tecnología y producir granos, como Venezuela, y vender servicios. En este caso les estamos vendiendo consultoría, porque se hace sobre una plataforma real, que es hacer agricultura. Y desde ahí transferimos tecnología, capacitación y cultura de cómo hacer la agricultura, que no es sólo un problema tecnológico, sino de cultura, de cómo trabajar, con qué ritmo, con qué tiempo. Hay trabajadores que necesitan nuevas competencias, deben tener nuevas habilidades. Hay nuevas competencias necesarias en los trabajadores, nuevos diseños organizacionales. Hoy le estamos vendiendo esto a Venezuela, pero hay muchos lugares del mundo ávidos, y creo que se abre una nueva oportunidad de negocio para el sector agroindustrial local. Hasta ahora, vendíamos pescado; ahora, podemos enseñar a pescar.
-¿Esto no va en contra del propio negocio, ya que se dice que si las grandes zonas trigueras y productoras de granos de las ex repúblicas soviéticas aprenden la tecnología nuestra los precios van a bajar enormemente?
-Felizmente, la tracción de la demanda es mucho mayor que las posibilidades de crecimiento de la oferta, por eso hay este aumento de precios. Creo que va a haber más demanda que oferta de granos. Pero, en todo caso, es como decirle a Microsoft que no venda Windows en el resto del mundo y que sólo lo venda en Estados Unidos porque le va a generar una competitividad en el resto del mundo que solamente América del Norte debería tener...
-Pero Windows trata de no vender los códigos de funcionamiento secretos...
-Está bien. Pero vende la posibilidad de usarlo. Entonces, lo que resultó es que detrás de Windows va una serie de productos y servicios relacionados que se venden. Por ejemplo, en el caso de Venezuela, sobre esa plataforma se van a vender sembradoras, cosechadoras, maquinarias. Conmigo hoy están trabajando unas 20 personas en consultoría, estamos vendiendo consultoría. No es que van Los Grobo solos. El grupo coordina, facilita, pero atrás van otros productores. Si nosotros le vendemos al mundo la forma de hacer agricultura argentina, no sólo le hacemos producir granos, sino que le vendemos una cantidad enorme de ideas, conocimientos, productos y servicios que van a mejorar nuestra balanza comercial. Así que yo creo que el poder no viene de tener el conocimiento, sino de compartirlo, porque en la medida en que uno lo comparte se transforma en una pieza importante para los demás. Y la Argentina debe estar integrada al mundo.
-No cerrarse y guardar el secreto.
-Hoy, en la sociedad de la información, lo peor que hay es guardar un secreto; lo copian enseguida. Más vale contalo y, además, vendelo, cobralo y vendé más cosas relacionadas con ese secreto.
Su visión de las negociaciones internacionales tampoco es nada naif:
-El problema se da básicamente con la Unión Europea...
-Totalmente, pero me parece que no se puede negociar sin ser líder en algo. Y la Argentina es líder en el comercio mundial de proteínas. La soja, la proteína es el as de espadas que tenemos para abrir el comercio de otros productos. Por ejemplo: no doy proteínas si no se abre el mercado de las válvulas o si no se abre el mercado para otros productos industriales. Creo que hoy la posición de liderazgo que tenemos en proteínas nos da más facilidad de entrar en los mercados. China quiere comprar soja; nosotros le podemos decir que le vendemos, pero que además una parte nos compre pollos.
-Pero en las últimas negociaciones ocurrió lo contrario, porque ellos dijeron que nos compraban soja a cambio de que les compráramos ajo, que ocupa mucha más mano de obra.
-Hay productos que son estratégicos para ellos. China está transformando su agricultura en una agricultura de "mano de obra intensiva", porque hay 800 millones de chinos en el campo y debe dejarlos ahí. Entonces yo no puedo ir a negociar con China con productos sensibles para ellos. China va a hacer cada vez menos soja y cada vez más ajo o más tomate en lata. Si soy productor de tomate en lata, estoy muy mal. Entonces, podemos decirles que en lugar de venderles proteína vegetal les podremos vender proteína animal y en lugar de vender el ciento por ciento en granos, les vendemos 50 por ciento de pollo o cerdo. Y ese tipo de oferta sí la podrían llegar a aceptar. Estamos en condiciones de poner condiciones. Porque, contrariamente a lo que se dice sobre que la Argentina es "sojadependiente", son ellos los "sojadependiente", porque son los que más la consumen.
-¿Cómo es esto de que está exportando tecnología, know-how y demás a Venezuela?
-Creo que en la agricultura argentina, más allá de los granos que se producen, hemos desarrollado modelos o diseños organizacionales que permiten que se difunda la innovación. Ese es un gran aporte de la Argentina a la agricultura mundial. Esos modelos facilitan la adopción y la utilización de la tecnología. Y eso hace que estemos en condiciones de ir a un lugar que necesita adoptar tecnología y producir granos, como Venezuela, y vender servicios. En este caso les estamos vendiendo consultoría, porque se hace sobre una plataforma real, que es hacer agricultura. Y desde ahí transferimos tecnología, capacitación y cultura de cómo hacer la agricultura, que no es sólo un problema tecnológico, sino de cultura, de cómo trabajar, con qué ritmo, con qué tiempo. Hay trabajadores que necesitan nuevas competencias, deben tener nuevas habilidades. Hay nuevas competencias necesarias en los trabajadores, nuevos diseños organizacionales. Hoy le estamos vendiendo esto a Venezuela, pero hay muchos lugares del mundo ávidos, y creo que se abre una nueva oportunidad de negocio para el sector agroindustrial local. Hasta ahora, vendíamos pescado; ahora, podemos enseñar a pescar.
-¿Esto no va en contra del propio negocio, ya que se dice que si las grandes zonas trigueras y productoras de granos de las ex repúblicas soviéticas aprenden la tecnología nuestra los precios van a bajar enormemente?
-Felizmente, la tracción de la demanda es mucho mayor que las posibilidades de crecimiento de la oferta, por eso hay este aumento de precios. Creo que va a haber más demanda que oferta de granos. Pero, en todo caso, es como decirle a Microsoft que no venda Windows en el resto del mundo y que sólo lo venda en Estados Unidos porque le va a generar una competitividad en el resto del mundo que solamente América del Norte debería tener...
-Pero Windows trata de no vender los códigos de funcionamiento secretos...
-Está bien. Pero vende la posibilidad de usarlo. Entonces, lo que resultó es que detrás de Windows va una serie de productos y servicios relacionados que se venden. Por ejemplo, en el caso de Venezuela, sobre esa plataforma se van a vender sembradoras, cosechadoras, maquinarias. Conmigo hoy están trabajando unas 20 personas en consultoría, estamos vendiendo consultoría. No es que van Los Grobo solos. El grupo coordina, facilita, pero atrás van otros productores. Si nosotros le vendemos al mundo la forma de hacer agricultura argentina, no sólo le hacemos producir granos, sino que le vendemos una cantidad enorme de ideas, conocimientos, productos y servicios que van a mejorar nuestra balanza comercial. Así que yo creo que el poder no viene de tener el conocimiento, sino de compartirlo, porque en la medida en que uno lo comparte se transforma en una pieza importante para los demás. Y la Argentina debe estar integrada al mundo.
-No cerrarse y guardar el secreto.
-Hoy, en la sociedad de la información, lo peor que hay es guardar un secreto; lo copian enseguida. Más vale contalo y, además, vendelo, cobralo y vendé más cosas relacionadas con ese secreto.
Su visión de las negociaciones internacionales tampoco es nada naif:
-El problema se da básicamente con la Unión Europea...
-Totalmente, pero me parece que no se puede negociar sin ser líder en algo. Y la Argentina es líder en el comercio mundial de proteínas. La soja, la proteína es el as de espadas que tenemos para abrir el comercio de otros productos. Por ejemplo: no doy proteínas si no se abre el mercado de las válvulas o si no se abre el mercado para otros productos industriales. Creo que hoy la posición de liderazgo que tenemos en proteínas nos da más facilidad de entrar en los mercados. China quiere comprar soja; nosotros le podemos decir que le vendemos, pero que además una parte nos compre pollos.
-Pero en las últimas negociaciones ocurrió lo contrario, porque ellos dijeron que nos compraban soja a cambio de que les compráramos ajo, que ocupa mucha más mano de obra.
-Hay productos que son estratégicos para ellos. China está transformando su agricultura en una agricultura de "mano de obra intensiva", porque hay 800 millones de chinos en el campo y debe dejarlos ahí. Entonces yo no puedo ir a negociar con China con productos sensibles para ellos. China va a hacer cada vez menos soja y cada vez más ajo o más tomate en lata. Si soy productor de tomate en lata, estoy muy mal. Entonces, podemos decirles que en lugar de venderles proteína vegetal les podremos vender proteína animal y en lugar de vender el ciento por ciento en granos, les vendemos 50 por ciento de pollo o cerdo. Y ese tipo de oferta sí la podrían llegar a aceptar. Estamos en condiciones de poner condiciones. Porque, contrariamente a lo que se dice sobre que la Argentina es "sojadependiente", son ellos los "sojadependiente", porque son los que más la consumen.
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