Agustina se muestra en Palermo y seguramente habrá arte y vino y gente progresivamente borracha y feliz. Mientras tanto, yo estaré intentando no hacer el ridículo en otro rincón palermitano (si puedo escapar a tiempo, también viviré el sino beodo del resto de los asistentes).
Y aprovecho para compartir otro momento de felicidad que me regaló justamente Agustina:
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