viernes, noviembre 14, 2008

Things fall apart / The center cannot hold



La frase del título es de Yeats y está citada en en la nota "La vidriera global del yo", publicada el mes pasado en Adn Cultura. El artículo repasa con bastante eficacia las variantes del fenómeno youtube y la rapidez con la que estamos redefiniendo la forma en la que nos plantamos frente al resto del mundo.

Paula Sibilia, antropóloga argentina radicada en Brasil (¡de pretérita polémica en este blog!) da en el clavo:
"A juzgar por lo que ocurre en ciertas áreas interactivas de Internet, como es el caso de YouTube, la intimidad se ha convertido en un escenario en el cual debemos montar el espectáculo de nosotros mismos. Hay una voluntad de construirse un yo visible, un personaje que los otros puedan ver. Con su mirada, los espectadores confirman la existencia de quien se exhibe -dice a adn CULTURA Paula Sibilia, antropóloga argentina autora del libro La intimidad como espectáculo (Fondo de Cultura Económica)-. Han cambiado los modos de construcción del yo y los pilares en los cuales se sustenta el complejo edificio que define lo que somos."


Cada vez más, el yo contemporáneo necesita mostrarse para ser alguien. Se ha perdido aquella noción de esencia invisible alojada en nuestra interioridad y el eje se ha ido desplazando hacia la superficie del cuerpo, hacia todo aquello que es visible. "Estas nuevas formas de producir ´autoficciones responden a ciertas demandas de los sujetos contemporáneos y a determinadas exigencias sociales, del mismo modo que los diarios íntimos, los intercambios epistolares, las novelas realistas e incluso el psicoanálisis eran costumbres compatibles con aquel otro proyecto de mundo que se aleja cada vez más -señala Sibilia-. Nuestra sociedad ya no exige a sus ciudadanos introspección y disciplina. Ahora pide a gritos visibilidad, celebridad, creatividad y marketing de sí mismos. Todos los días debemos ocuparnos de posicionar la volátil marca del yo en el competitivo mercado actual de las apariencias. YouTube es una de las herramientas que nos ayudan a entrenarnos en esas funciones y, quien sabe, hasta a tener éxito en esa difícil tarea."
¿Por qué blogueamos? Vaya uno a saber... De todos modos, difícil hacerse el gil ante tremenda afirmación de Sibilia.

Más adelante el artículo nos cuenta que hasta nuestra propia configuración cerebral está mutando por culpa de (¿gracias a?) internet:
Mientras Wesch ensaya el elogio de los nuevos valores que emergen de YouTube, varias voces de alarma se levantan en distintos medios para advertir acerca del modo en que la Web -su gramática, podríamos decir- afecta el proceso de cognición. "Internet se está convirtiendo en nuestro mapa y reloj, nuestra imprenta y máquina de escribir, nuestra calculadora y teléfono, nuestra radio y televisión. Pero cuando la Red absorbe un medio, dicho medio se recrea a imagen y semejanza de la Red", reflexiona Nicholas Carr, ex editor del Harvard Business Review , en "¿Google nos está volviendo estúpidos?", un artículo publicado por The Atlantic Monthly en agosto pasado. Los medios y las tecnologías que usamos juegan un papel importante en la configuración de los circuitos neuronales del cerebro, señala Carr, que despacha una queja: tras haber usado Internet de forma intensiva durante una década, ya no piensa como antes. La lectura profunda, que solía resultarle fácil y agradable, se ha vuelto una lucha. "Mi mente ahora espera asimilar información tal como la Web la distribuye: en un vertiginoso flujo de partículas. Antes yo era un buzo y me sumergía en océanos de palabras. Hoy en día me deslizo sobre la superficie como en un jet ski ."

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