jueves, julio 15, 2010

Aprender de los mejores


Hace tiempo que venimos charlando con los muchachos hiperactivos de Estado Lateral sobre la posibilidad de constituir el Buenos Aires Media Lab. El mejor ejemplo del impacto que puede generar el cruce público - privado en esta materia es el Medialab Prado (del que ya hemos hablado):

Medialab-Prado es un espacio orientado a la producción, investigación y difusión de la cultura digital y del ámbito de confluencia entre arte, ciencia, tecnología y sociedad.

En su espacio se celebran talleres de producción y de formación, seminarios y debates, reuniones de diferentes grupos de trabajo, muestras de proyectos, conciertos, etc. Todas las actividades son gratuitas y abiertas a todos los públicos.

El principal objetivo es crear una estructura en la que tanto la investigación como la producción sean procesos permeables a la participación de los usuarios. Para ello ofrece:

Un espacio permanente de información, recepción y encuentro atendido por mediadores culturales.
Convocatorias abiertas para la presentación de propuestas y la participación en el desarrollo colaborativo de proyectos.

Lamentablemente estamos todavía muy lejos de este modelo, en gran parte por la telaraña de la burocracia, la falta de recursos y un sistema poco acostumbrado a ensambles público/privados. ¡Pero confío en nuestra testarudez!

Mientras tanto, vale la pena ver como va madurando el proyecto madrileño, que, para beneficio de los voyeurs de este lado de la pantalla, tiene la generosidad de hacerlo de la forma más transparente posible. Juan Freire da cuenta de su participación en el proceso "Pensando y haciendo Medialab-Prado" y aporta una serie de comentarios sumamente útiles para reflexionar sobre estas iniciativas. Copio algunos conceptos:

El éxito de Medialab-Prado tiene poco que ver con lo que parece indicar su nombre (un laboratorio de medios). No es la tecnología disponible lo que atrae a los usuarios; al contrario es la propuesta de un espacio abierto y colaborativo. Lograr que Medialab-Prado funcione así, siendo al tiempo un proyecto institucional, requiere de capacidad de facilitación y de tejer continuamente las redes que soportan su actividad.

- En relación con lo anterior, la capacidad de generar una comunidad de usuarios. Dentro de esa comunidad se configura un núcleo estrechamente vinculado a Medialab-Prado que se ha convertido en un apoyo continuo para la definición y desarrollo de su programación y han repercutido intelectualmente en la definición de las líneas estratégicas.

- Existe una escasa involucración y repercusión con el entorno más local (Barrio de Las Letras) y con colectivos diferentes a los que conforman el núcleo central de usuarios (por ejemplo, científicos o empresas). En los últimos tiempos, por el contrario, Medialab-Prado parece abrirse más a esos colectivos e iniciar un proceso de acercamiento a sus vecinos.

- Parte de los proyectos desarrollados pueden pecar de una fascinación por la tecnología, al situarla como un objetivo final y no como un facilitador de un proceso de innovación artística, social o política. De nuevo, creo que progresivamente esto se ha ido corrigiendo.

(...)

- La capacidad de generar un diálogo crítico dentro de un entorno institucional (que en muchas ocasiones es el destinatario de las propias críticas). Como consecuencia, Medialab-Prado ha asumido un perfil bajo que en contrapartida provoca una escasa visibilidad más allá de su comunidad de usuarios y de una cierta "elite" tecnológica y cultural (una elite muy diferente a la habitual por otra parte).

(...)

- Medialab-Prado podría convertirse en un referente en innovación organizativa y en procesos de producción conformando una plataforma de interconexión entre personas (profesionales y ciudadanos), redes, colectivos e instituciones.

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