Guyazi publica algunos fragmentos de una entrevista a Matt Mason, autor de The Pirate's dilemma: how youth culture is reinventing capitalism, que realizó el Economist Intelligence Unit (EIU) y que el diario mexicano La Jornada tradujo al español. Copio un fragmento de esos fragmentos que me pareció particularmente interesante:
(Gracias a Cultural Identities)
–¿Hay alguna industria que según usted se adapte bien a la amenaza de la piratería?
-Sí, la industria de la moda. En 2006, el Congreso de Estados Unidos comenzó a pensar en ampliar la protección del copyright a la industria de la moda –que nunca había estado protegida– en un intento por homologar las leyes con las europeas, concebidas para proteger a las casas más pequeñas del robo inmediato de sus diseños por los grandes almacenes. Incluso durante esta revaluación se aceptaba de manera universal que la piratería es lo que provoca la innovación de la industria de la moda. Si la gente puede copiar el diseño de prendas en 3D, puede crear tendencias. Y como esas tendencias se difunden rápidamente y lo nuevo envejece con velocidad, tenemos temporadas en la moda. Esto permite que la industria venda más que si los individuos pudieran proteger sus diseños durante mucho tiempo y las tendencias durasen un par de años en lugar de un par de meses. El problema ahora es que la copia dura tan poco en boga, que la gente pierde de vista el original. El asunto legal que enfrentaba el Congreso era cómo proteger a los pequeños diseñadores de las probables pérdidas por la copia de sus diseños. Pero lo asombroso para mí era que todos los involucrados –las grandes empresas, los diseñadores más pequeños, el Congreso mismo– estaban de acuerdo en que tenía que preservarse la posibilidad de que las personas se copien unas a otras en un grado razonable. Uno no oye nada así ni remotamente en la industria cinematográfica o de la música, o en cualquier otra industria que implique propiedad intelectual.
(Gracias a Cultural Identities)
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