Globalización de por medio, todos los países en desarrollo compiten para atraer capitales del exterior. La Inversión Extranjera Directa (IED) es, en definitiva, una de las medidas del éxito en la economía global.
Un trabajo reciente de la OCDE intenta develar los motivos por los cuáles las multinacionales deciden instalarse en un determinado país. En líneas generales, se destacan dos objetivos claros: una motivación "horizontal" (ganar acceso al mercado del país en cuestión); y una motivación "vertical" (generar eficiencia en la cadena de valor reduciendo los costos de producción).
Contrariamente a lo que podría pensarse, la mayor parte de la IED global está orientada por la motivación horizontal, es decir, buscando un ingreso privilegiado al mercado local. Por lo tanto, "el tamaño importa". Los acuerdos de integración regional exitosos y previsibles son claros ejemplos de incentivos adicionales para la atracción de este tipo de inversión.
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