adncultura publica una linda entrevista al flaco Spinetta que vale la pena leer con calma, como si uno realmente hubiera pasado la tarde entre él, Braceli y el té. Por capricho, me quedo apenas con unos párrafos que me resultaron familiares:
(...)
Inexplicable, le pregunto si duerme como diosmanda.
-Desde hace años hago cuatro horas de sueño por día. Y una vez que me despiertan los pajaritos o lo que sea... chau. Se prende todo, viste. Y ahí bajo: diario, cigarrillo, computadora, dibujo o lo que sea. Ya no puedo parar.
-Habrá un golpecito de siesta.
-La siesta, un viejo anhelo? Mi señora es de Santo Tomé y su familia duerme la siesta meticulosamente. Bueno, cuando yo voy allá me tiro pero siento...
-Remordimiento.
-Quizá, jaaa... Me pregunto qué me estoy perdiendo. Uy, no te traje cucharita. ( Se va y vuelve corriendo. Además, me trae un caramelo. Y retoma: ) Puede ser no querer perderme nada, pero me despierta la menor cosita. Y por otro lado mi teléfono ha sido muy castigado, llama gente y corta. Mi pieza no tiene cortinas, me despierta el sol, eso me encanta eh. Yo trato de usar hasta la última gota de luz natural. Pero no para ahorrar: los colores cambian cuando baja el sol, hacia la noche. Estamos en este colmenar de cemento y quiero que la luz natural me adormezca.
-¿Qué ves por la ventana de tu dormitorio?
-Las azoteas vecinas, un resto de árbol. Tengo una manía: detesto las rejas. Prefiero un ladrillo de vidrio a una ventana enrejada. Es como limpiarse y seguir cagando, ¿entendés? Eso me aterra. Prefiero un bunker con tres aires acondicionados ¡y no ventanas falsas!
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