Broda escribe un sesudo análisis sobre el desempeño exportador argentino que podría hasta ser interesante de no ser por el énfasis descarado en el tono opositor. Bottom line: están cayendo los volúmenes exportados y las cifras se mantienen únicamente por los precios altos. Michellangelo arriesga tres razones para esta circunstancia pero no da en el clavo (o no lo termina de clavar).
La realidad es que es difícil exportar, sobre todo productos o servicios con valor agregado. Cuesta mucha guita, esfuerzo y tiempo para investigar, viajar, abrir y consolidar mercados, etc. La experiencia no se hereda, por lo que el emprendedor de turno deberá encarar el duro camino del aprendizaje, empezando con su valijita y pifiando la feria internacional hasta convertirse en un consumado viajero de negocios. Y sin embargo, las Pymes se están animando. Probablemente no alcance para cambiar la macro, pero se están animando.
Es cierto, el pujante mercado interno está desinflando el entusiasmo exportador de algunos, no tanto por el supuesto sesgo antiexportador del gobierno (¿antiexportador con un dólar a 3 pesos?), sino porque trabajar fronteras adentro es muchísimo más sencillo. ¿Mentalidad cortoplacista? Sin duda. Pero son también las Pymes las que están invirtiendo, comprando otra extrusora para ampliar la producción o buscando galpones en el conurbano porque la fabrica ya les queda chica.
Ergo, vamos bien pero hay que laburar MUCHO más en el sistema de apoyo al desarrollo exportador.
1 comentario:
siempre fuímos mercadointernistas, me temo.
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