Terminó BAFICI y a uno le queda el regusto en la boca, como si hubiera acabado el verano de nuestro sueños sin que que hubiéramos podido cumplir con todos nuestros planes. Por suerte para el adicto a estos macro eventos culturales ya está arrancando la Feria del Libro y, gracias a la hiperactividad de nuestro programa Opción Libros, parece que otra vez no tendremos descanso.
En la mañana del sábado 17 de abril arrastré mis lagañas a la oscuridad del Hoyts para ver "Constantin and Elena", hermosa película rumana sobre un año en la vida de una pareja de encantadores ancianos. Es lindo el cine cuando se cruza con la vida sin mayores pretensiones. Después hubo un asado pantagruélico para recibir/despedir al amigo Sancho en lo de Manu y la tarde transcurrió en la beatitud de la peli rumana. Corto de tiempo, llegamos con lo justo a ver "La cinta blanca" de Michael Haneke, ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes de 2009. ¡Ufff! La película es formalmente impecable. Te agarra el estómago y no te suelta hasta varias horas de terminada la proyección, con la misma belleza maligna y asfixiante de un libro de Thomas Bernhard. Me perturbó y me molestó que me molestara tanto.
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