El sábado pasado fue la gloria del dolce far niente. Colgué la hamaca como despidiendo al verano y leí la tarde entera la pila de comics, suplementos de domingo y libros que venían juntando tierra al costado de mi cama. De todos modos, transmediático al fin, bailé leyendo "Reversiones", bonito regalo de mi primo para mi pasado cumpleaños. La caverna platónica en una disco de los ochenta que no tuve edad para frecuentar como me hubiera gustado. El rock como un corazón metálico y sangrante.
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