Hasta hace unos años, se trataba de una creencia marginal, que podía determinar si el interlocutor era un par o un minusválido cultural. Una persona te preguntaba el signo y la conversación a partir de ahí se diluía, todo lo que el otro podía decirte estaba teñido por un pecado de origen. Cree en el horóscopo…
Ahora las cosas han cambiado demasiado y gente a la que por larga experiencia previa considero normales, no estúpidos, interlocutores dignos, amigos, compañeros, iguales, tienen esa mancha. ¡Creen en el horóscopo!
Hay todo tipo de ideas. Hay ideas correctas, incorrectas, fértiles, interesantes aunque falsas, ciertas pero estériles, absurdas, excéntricas, obvias, aburridas. La del horóscopo me parece una idea estúpida. Sin más: una estupidez insostenible contra la cual no vale la pena argumentar. Mi escepticismo, que antes en mi medio cultural hubiera sido una obviedad, ahora es visto casi como excéntrico. El último positivista, me dicen. Por supuesto se me aplica el ABC de toda teoría autoblindada. Cada vez que ejerzo mi derecho al descreimiento me gritan: “¡Típico de Escorpio!”
(...)
Este blog se murió. Ahora solo es el eco fantasmagórico de las notas que publico en https://medium.com/@eavogadro
martes, febrero 10, 2009
El último positivista
Noriega se mete con el horóscopo y el beso entre hombres en un daily imperdible de TP:
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2 comentarios:
mira escorpianito del corazón yo creo que hay que hacer una distincion entre el horoscopo y la astrologia como una suerte de subcategoría de excéntricos
lo que usted diga!
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