Quiso el destino que pasara la semana pasada en Cannes, Francia, organizando el pabellón de la Ciudad de Buenos Aires en MIDEM 2008, la feria de negocios de la industria de la música más grande del mundo.
El evento, que estaba planificado antes de nuestra llegada por la buena gestión anterior (al menos en este campo) permitió a la Ciudad -a la Argentina- posicionarse por segundo año consecutivo en la vidriera más importante para la industria. Participaron 12 sellos discográficos de distinto calibre con una intensa agenda de entrevistas. Por nuestra parte, tuvimos un promedio de 20 reuniones por día las cuales me volaron la cabeza con relación al potencial de temas a encarar (además de dejarme de cama).
Más allá de su eventual impacto directo en la producción o el empleo, está claro que a Buenos Aires le interesa impulsar sus industrias culturales, tanto por su capacidad de generar bienes públicos como por el valor añadido a la Marca Ciudad. No es tan sencillo, de todos modos, plantearse un modelo de internacionalización exitoso para un sector que -haciendo un poquito de zoom in- se encuentra atomizado en una miríada de emprendimientos de difícil desarrollo.
Entre los muchos e interesantes ejemplos que pudimos conocer durante el MIDEM (Cataluña o Brasil, como casos emblemáticos), vale la pena destacar el muy buen trabajo que vienen impulsando los franceses desde hace más de 1o años con el Bureau de Exportación de la Música Francesa. En Argentina estamos a años luz de estas iniciativas pero hay una buena materia prima en la forma de un grupo más que interesante de gente que ha ido abriendo mercados sin la ayuda de nadie. ¡Veremos qué podemos hacer si tocamos entre todos!
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