Es extraño no haber venido a Paraguay en todos estos años de llevar misiones comerciales por el continente. Quizás su condición de país fronterizo y relativamente menos desarrollado lo borró del imaginario de negocios de las Pymes. Lo cierto es que nuestro vecino es un mercado chico pero atractivo para las empresas argentinas y probablemente nos toque volver todos los años.
Prejuicios a la carta. Todos nos sorprendemos por la seriedad y buen trato de las contrapartes paraguayas. Paraguay es bastante más que la caricatura de contrabandistas, terroristas de la triple frontera y sujetos de estampa prostibularia. La distribución del ingreso debe ser complicada pero tienen un par de organismos con ganas de laburar y la ley de maquila parece bien intencionada.
Millón y medio entre la ciudad y el gran Asunción, pocos edificios altos, el lujo en cuatro ruedas y el aire de una tranquila capital de provincia.
Brasil y Argentina están por todos lados, como esas densas figuras paternas que requieren años de psicólogo para ser digeridas saludablemente. Paraguay es, al mismo tiempo, sueño y pesadilla de un Mercosur que no termina de ser. La taba vuelve a girar y la agroindustria parece constituirse en el nuevo cemento para construir la integración regional... quién sabe.
No puedo dejar de pensar en "Zama" de AntonioDi Benedetto.
"Acá está todo por hacer, como si estuvieran despertando de una larguísima siesta, y tienen las pilas para encararlo", pienso, con la mirada del que pretende abarcar todo en cuatro o cinco días de visita apurada. Abundan oportunidades (y cadáveres de proyectos craneados tan velozmente como estas líneas).
1 comentario:
maravillosa estampa asunceña, Enrique
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