Hace siglos, trabajando en la entonces Subsecretaría de Comercio Exterior de la Nación, en lo que podría considerarse mi primer o segundo empleo, me tocó un jefe brillante y generoso pero con un grave defecto: ¡era fanático de los juguetes de madera!
Durante dos años padecí su obsesión al punto que terminé haciendo mi tesis de grado analizando las oportunidades de exportación de estos productos. En el origen de esta curiosa inquietud hubo una infancia rosarina rodeada de estos juguetes y aparentemente una escuela de antaño que les enseñaba a los alumnos el valor de trabajar la madera. De más está decir que adopté con entusiasmo el mismo fanatismo y todavía hoy me detengo en tiendas de extramuros para admirar la nobleza de estos artefactos y preguntarme por la posibilidad de fabricarlos en Argentina.
Este largo derrotero viene a cuento de la siguiente noticia publicada en La Nación:
Juguetería internacionalGiro Didáctico se convirtió en la primera juguetería argentina en debutar en el exterior. La firma local concretó la apertura de filiales en Panamá y Uruguay, que se suman a las 27 que ya tienen en operaciones en el país. Para lo que resta del año, la cadena además anunció que sumará otros seis locales en el mercado argentino.
Giro Didáctico es una juguetería que vende máquinas para aprender y pensar, la mayor parte de ellas en madera. El hecho de estar exportando su modelo de negocios a otros países y casi un homenaje a esa inocente obsesión.
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