El Economist publica un artículo interesante sobre la lucha por preservar el soporte físico que están dando editores de revistas y de CDs:
ANYBODY who picks up an American magazine next week is likely to find advertisements for the very thing they are holding. “We surf the internet. We swim in magazines” reads one ad, which will soon appear in glossy publications. Another compares the internet to instant coffee, and print to the real thing. “We’re not ready to walk away from the printed product,” explains Ann Moore, the boss of Time Inc. Far from it: even as media outfits develop digital products—Time magazine was one of the first to launch an iPad application—they are striving to improve the look and feel of their old-fashioned physical products.
En un mundo en el que todo el contenido digital está a un click de distancia, las empresas buscan desesperadamente vender "experiencias" únicas y agregar valor. En el caso de la industria de la música, por ejemplo, uno podría pensar que la venta física de CDs es ya asi un capricho. Sin embargo, en muchos países el físico todavía domina el mercado, pero apelando siempre a la diferenciación:
Labels have long put out boxed sets of music by veteran acts. Now they are releasing deluxe editions of new and recent albums, too. Deluxe CDs accounted for 27% of Universal’s sales from its biggest new releases in 2009—up from 20% in the previous year. It reckons that the proportion will keep growing.
El modelo de negocios ideal no existe pero probablemente sea un mix de ambos mundos:
Oddly, honing their old-fashioned physical products may help media firms adapt to technological change. Ideally, says Peter Kreisky, a media consultant, the magazine on the news-stand would become a gateway to a brand that exists profitably on many different platforms, from the iPad to the web. If that seems impossibly idealistic, consider one tech-savvy company that lavishes attention on the look and feel of its physical products, and the places where they are sold. Its name is Apple.
2 comentarios:
Creo que mezclar los mundos es el modo de agregar diversidad y potenciarlos mutuamente. Veo la actitud que ante la música tienen mis hijos -adolescentes y con conciencia social y económica- y no descartan opciones. La bajan de internet, compran el disco la difunden por facebook.
Absolutamente. Y la venta del físico ya no están importante, por lo que las empresas del sector buscan acuerdos "360" con los artistas. Ayer salió una nota en La Nación que ilustra bien el tema. El laburo de Warner Music sobre Agustín Almeyda es transparente (y macabro!):
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1269576
La baja pronunciada en la venta de discos llevó a las discográficas a fichar a los artistas no sólo para editar sus discos sino también para manejar sus shows. La modalidad, conocida como 360°, apuesta a que las distintas aristas del negocio pasen por las compañías. "Es una de las pocas salidas que hoy tiene la industria -afirma Villa-. Tenemos que demostrarle al artista que no sólo sabemos grabar sino también elegir productor, hacer una buena tapa, managerearlos, cortar tickets y decir cuándo es el momento para que lleguen al Luna Park."
Mariela Castiglioni, l abel manager del repertorio nacional de Warner Music, expone un buen ejemplo de cómo posicionar a un nuevo artista. Luego de dos discos y una reedición, Agustín Almeyda se posicionó como un cantante juvenil consagrado, que se roba el corazón de las adolescentes. ¿El Justin Bieber argentino?
"Agustín tenía 14 años cuando firmó contrato con nosotros -cuenta Castiglioni-. El había salido ganador de Cantaniño (Telefé), pero nunca había grabado un disco. Se le hizo el marketing desde cero, el loockeo, la formación en medios y un plan concreto: acercarnos al público teen. Lo desarrollamos primero en los medios gráficos, en las revistas para adolescentes y después lo fuimos metiendo en tele y en la radio." Pero la diseminación de la música de Agustín -de la mano de su primer gran hit, "Como tus ojos- por todo el país fue la clave. "Creamos una gira por los colegios -comenta Castiglioni-. Le sumamos una acción benéfica y educativa, lo llevamos a cantar a las escuelas en los recreos y después de hacerlo en Buenos Aires lo extendimos al resto del país. Con el tiempo se fue corriendo la voz y nos empezaron a llamar los directores de las escuelas. Apareció un sponsor (una marca de chicles), hicimos unos stickers con la info del artista y cómo comprar el disco en formato digital y un concurso para las escuelas del interior, «Yo quiero a Agustín en mi colegio». En Mendoza, por ejemplo, se recibieron 90 mil mensajes de texto en la radio que divulgó el concurso."
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