Leyendo un artículo viejo del Economist recordé la visita que hice en mayo de este año a la Médiathèque de Neuilly, por recomendacion de Edgardo Malaroda, Ministro de la Embajada de Argentina en Francia. Mucho más atrás en la memoria están las miles horas invertidas en bibliotecas muy siglo XX (Nacional, Di Tella, UBA, la del Congreso, la del Maestro...) que parecían orgullosas de su carácter unplugged y del esnobismo de los libros.
Ahora que volvemos una y otra vez sobre la letanía del fin de los libros y lloramos a los lectores perdidos, vale la pena justamente repensar a estos lugares como espacios públicos realmente inclusivos, abiertos a toda la comunidad, simples y fundamentalmente divertidos.
Ahora que volvemos una y otra vez sobre la letanía del fin de los libros y lloramos a los lectores perdidos, vale la pena justamente repensar a estos lugares como espacios públicos realmente inclusivos, abiertos a toda la comunidad, simples y fundamentalmente divertidos.
Books in Wyoming
Why cowboys read
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Laramie County’s libraries are the best of an excellent lot. Their flagship is a three-storey, zinc-clad edifice in Cheyenne, a town best-known for its annual rodeo. In addition to a third of a million volumes, the building contains well-equipped meeting rooms and computer labs. It has a large area oriented towards teenagers which is often busy, in part because of the librarians’ tolerant attitude to food. In all, about three-quarters of Laramie County’s 86,000 residents hold library cards.
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Visita a la Médiathèque de Neuilly con Edgardo
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