Eñe o Ñ publicó un lindo artículo titulado "Un cocoliche pampa-caribe", escrito por un venezolano felizmente varado en estas tierras frías y meridionales. La nota, rescatada para el ciberespacio por el propio autor en the cuatreros, es una piadosa reseña sobre el habla de los argentinos y el aparente encanto de vivir al sur. Buenos Aires, ciudad en la que a fines del siglo XIX se escuchaban cientos de lenguas, comienza a despertar lentamente del letargo homogeneizante posterior para ser, otra vez, una metropolis cosmopolita, puta, hermosa y contradictoria. Vayan algunos fragmentos:
La utilizo mal, por supuesto. Yy la verdade s que pcoo me importa. Mezclo el vos con el tú en un cóctel verbal que ha permitido que me confundan con paraguayo, con colombiano, con peruano, o con argentino de alguna provincia perdida de la mano de Dios. O simplemente con latinoamericano. Así, a secas, como si esa voz de la época de Napoleón III incorporara en sus pocas letras mi identidad en peligro.
(...)
Cuando escucho aquello de la Latinoamericanización de la Argentina, siento que formo parte de una invasión caníbal. Una de tantas. Somos los caníbales, me digo, a los que teme Europa, y este recoveco rezagado de Europa. Sí, soy un caníbal. Un tipo venido para desordenar, para confundir, para incomodar, a pesar de que el resultado final sea mi propio desorden, confusión e incomodidad. De cualquier forma me gusta ubicarme en ese rol engañoso e intimidante, mezcla de patotero latinoamericano con doctor en letras. Por supuesto nadie se lo cree, pues primero haría falta echar mano de algunas herramientas pintorescas (abusar de las guayaberas, beber piña colada) y yo odio disfrazarme d elos reyes del mambo, y aborrezco las bebidas alcohólicas dulces. ¡Qué cagada!, pienso, pues todos sabemos que, en cualquier lugar del mundo, a cualquier nacional le gusta el extranjero, siempre y cuando éste se muestre exótico.
1 comentario:
Para Twitter Freaks!
hola te sigo seguime
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