Prever el futuro no es simple. Más aún cuando la realidad internacional se ha vuelto muy dinámica y confusa. Predominan las incertidumbres y saber administrarlas es un arte cada vez más necesario, tanto en el plano de las políticas exteriores como en el del comercio y los negocios internacionales.Detectar hechos cargados de futuro permite mejor navegar las incertidumbres. Implica reconocer que la aventura humana puede ser calculada (ver al respecto MASSÉ Pierre, “Le Plan ou l’anti-hasard”, Collection Idées, Gallimard, Paris 1965).
Captar a tiempo fuerzas profundas que inciden en los desplazamientos de poder relativo y de ventajas competitivas entre naciones, parece ser una condición fundamental para que un país y sus empresas, puedan mejor posicionarse ante nuevas realidades. Y es, en especial, una condición necesaria para la eficacia de la política exterior de la Argentina y para la estrategia internacional de las empresas del país.
Tres hechos, producidos casi simultáneamente en los primeros días de este mes de noviembre, están indicando tendencias que requieren atención en el escenario sudamericano. El primero es el episodio que ocurriera en la reciente Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile. El segundo es el descubrimiento de un nuevo yacimiento de petróleo en el Brasil. Y el tercero es el de la probable próxima entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio entre el Perú y los Estados Unidos.Son hechos que contribuyen a poner en evidencia la existencia en la región de una creciente diversidad de políticas y estilos, de un alcance multipolar del mapa energético, y de una tendencia a la inserción diferenciada de cada país en el sistema comercial internacional.
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