El cambio en la forma en la que consumimos es un fenómeno potencialmente disruptivo para nuestra sociedad y ya se están sintiendo los primeros síntomas. Aparece con cada vez más fuerza un consumidor consciente, informado y responsable, tanto a nivel ambiental como social. El auge del consumo colaborativo es una clara manifestación de la emergencia de este sujeto.
Como causa y consecuencia de esta tendencia, el valor del trabajo vuelve a ser reconocido. El sentido de las cosas es funcional pero también identitario. Valoramos la maestría que dan los años, el trabajo del artesano que no hay forma de apurar y las historias individuales escondidas en los objetos. El regreso del movimiento "Hágalo Usted Mismo" o DIY (por sus siglas en inglés) es otra reacción frente a estos cambios sociales. Metemos mano en las cosas para entenderlas, para saber de qué están hechas y qué secretos mecanismos las movilizan. Metemos mano para contar nuestras propias historias.
La foto que ilustra el post es del Techshop San Jose en Silicon Valley, parte de la red Techshop que se está desplegando con fuerza en todo Estados Unidos. La propuesta es simple y genial: Un galpón con todas las herramientas que cualquier inventor soñaría con tener, a disposición de cualquiera por una baja cuota mensual y con intensa agenda de capacitación para que todos se le animen a las máquinas. Como veíamos hace poco analizando la masificación de la impresión 3D, la revolución productiva (¡hay que exorcizar el concepto!) está a la vuelta de la esquina. Y, como lo demuestra el Santiago Maker Space, nuestra región no piensa quedarse atrás.
Los espacios de trabajo colaborativo (acá hemos hablado del HUB Madrid o el HUB São Paulo, por mencionar dos buenos ejemplos) surgen como conectores naturales de las mudanzas en el consumo y la producción mencionados antes, y podrían transformarse en pilares de la ciudad creativa. Hay infinitos formatos posibles en un sector que se destaca justamente por la innovación constante. General Assembly en la Ciudad de Nueva York es uno de los casos recientes más estudiados por su énfasis en los servicios que trascienden la pura provisión de espacio de trabajo. De hecho, tal como lo demuestra esta interesante reseña, General Assembly se distingue por apuntar a construir una sólida comunidad y, sobre todo, una oferta de capacitación veloz y disruptiva. Estos espacios plantean, además, la necesidad de modificar normativas para no limitar el espíritu innovador de los emprendedores que los lideran.