No hay espacio más público que el de un colectivo atravesando la ciudad de punta a punta, recorriendo barrios e historias en su fatigado trajinar urbano. En la ciudad y el conurbano, seis de cada diez personas se mueve en transporte público, y el 74% elije al colectivo. Es definitivamente mucha gente. ¿Podemos pensar un sistema de transporte más creativo y humano? Los colectivos representan un espacio fascinante y todavía virgen para plantear una concepción más humana del espacio público. Acá también se define la construcción de una ciudad más creativa. Comparto algunas ideas garabateadas hace tiempo en el 92 y recuperadas en una noche de insomnio.
Ponerse la camiseta
Tuve la oportunidad de visitar un par de veces la ciudad de Medellín (Colombia) y quedé gratamente sorprendido por la calidad de su metro. El sistema se distingue, entre otras cosas, por el desarrollo del metrocable, que permite conectar a poblaciones aisladas generando verdadera inclusión social. De todos, lo que más llamó mi atención fue el apego de los ciudadanos por su transporte público. La usuarios parecen estar orgullosos de la calidad del metro y lo retribuyen cuidando las instalaciones (es tal el fanatismo que hay quien asegura el sistema tiene su propia canción: el himno al metro).
¿Por qué no pensar en generar un vínculo similar entre las líneas de colectivos y las personas a quienes transportan todos los días? Podrían implementarse concursos para los viajeros, tarjetas de fidelización para pasajeros frecuentes y cuentas de Twitter para proveer información actualizada. También podría fomentarse la identificación de las personas con alguna línea en particular. Si la gente es capaz de hinchar por Ford o Chevrolet en una carrera de TC sin duda podría hacerlo por el bondi que lo transporta todos los días. Aparece también la oportunidad de revalorizar la figura de los choferes. ¿Qué historias esconden? ¿Hay de formar de premiar a los más amables? ¿Por qué no saludarlos por su nombre?
Un espacio enriquecido
Hace tiempo twitee una idea sencilla: ¿por qué no pintar el interior de los techos de los colectivos? El espacio está ahí, disponible, y claramente desaprovechado. ¿Artistas callejeros tuneando los bondis? ¿Poemas cortos y haikus? El espacio público tiene que interpelarnos, provocarnos, sorprendernos y aquí tenemos una interesante oportunidad.
La otra variante, también muy necesaria, es darle a ese lienzo un fin utilitario. El año pasado el CMD participó del proyecto "ciudad legible" del Instituto para la Ciudad en Movimiento que busca generar información útil para el pasajero partiendo de la idea de pensar al sistema como a una red. Es absurdo que los colectivos no ofrezcan ni siquiera la información más elemental sobre sus recorridos dentro de las unidades, y ni hablar de la posibilidad de incluir el contexto (otras líneas, lugares destacados, etc.).
Vivir la experiencia
Aparentemente está prohibida la música ambulante en los colectivos porteños. Me parece el colmo del sinsentido. En el metro londinense los músicos tienen puestos asignados en las estaciones para entretener a los pasajeros. ¿Por qué no generar algún esquema ambulante y a la gorra pero con algún apoyo mínimo desde el Estado? Hacer agradable nuestro viaje es también un servicio público.
La interactividad con los usuarios abre un mundo de posibilidades. ¿Jugar a través del celular contra otros pasajeros? Cada viajero tiene su historia y quizás a algunos les interese compartirla (KLM, por ejemplo, está implementando el sistema "Meet & Seat" en algunos tramos aéreos).
Proyectos geniales como Chicas Bondi o Colectivaizeishon demuestran que hay infinitas historias ahí afuera y, sobre todo, gente con ganas de escucharlas. Abro este espacio para quien tenga ganas de compartir ideas o sugerencias para construir, entre todos, un mejor sistema de transporte colectivo.
(La foto que ilustra el post es de los amigos de El Sol de San Telmo, quienes también tienen un sueño bondi: Que el fileteado vuelva a nuestros colectivos).