jueves, diciembre 02, 2010

Bailando en el Titanic


Leí sobre el Innovation Dublin Festival en agosto y guardé el artículo para comentarlo más tarde. Crisis mediante, la propia idea de organizar un evento de estas características puede parecer extemporánea, aunque en función de la experiencia argentina en la materia quizás valga la pena redoblar la apuesta por la creatividad como alternativa de desarrollo.

El festival en cuestión se desarrolló durante 11 días con un contenido más que interesante:

Companies and organisations across Dublin are planning a range of events including seminars, workshops, discussions, exhibitions, performances, showcases and competitions on a range of topics, from cutting-edge design technologies such as biomimicry to arts initiatives like opera in public places.

“Releasing creative energy is what it’s all about,” says the man charged with the organisation of the festival, Michael Stubbs, assistant city manager with Dublin City Council.

“If we just wait around for the next creative wave to come along, we will miss it – that’s not the way things happen. We have to compete at the leading edge with the most creative cities in the world. We have to go back to basics to a certain extent. We have found ourselves in a spot of bother and if we look within ourselves to our own creativity we might come up with sustainable solutions that are different and distinctly Irish.”

The Innovation Dublin festival was launched last year to promote innovation and creativity in the city. Originally conceived by the Creative Dublin Alliance and coordinated by Dublin City Council, the project received hundreds of ideas and submissions from Dubliners across all walks of life. The result exceeded all expectations, with 40,000 visitors attending over 465 events throughout the city region. In response to this initial success, it was decided to make the festival an annual event.

Encuentros de estas características permiten poner en evidencia la creatividad, provocar encuentros y conectar a los ciudadanos. La dimensión social es fundamental para evitar un contenido que sólo unos pocos puedan aprovechar. Es interesante también plantearlos como sistemas de código abierto, invitando a todo el mundo a arremangarse y meter mano en la programación.

Con esas premisas en mente encaramos este año el Festival Internacional de Diseño, que se desarrolló en diferentes sedes a fines de octubre y que contó con la entusiasta participación del público. Ya estamos planeando el Festival del 2011 y esperamos que sea aún más participativo. Sugiero suscribirse a la web en Facebook para estar al tanto de las novedades.

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