martes, julio 17, 2012

Tierra en trance




La gentrificación parece ser una enfermedad de difícil tratamiento en muchas grandes urbes alrededor del planeta. Martín Mercado me pasó hace tiempo un par de artículos del diario inglés The Guardian que ilustran muy bien la tensión entre el mercado y la "escena cultural" (artefacto siempre complejo de definir) en una ciudad como Berlín.

Los bailes de antes


Berlín ha establecido un fondo para intentar proteger sus discotecas más emblemáticas del avance inmisericorde de la especulación inmobiliaria. Muchos de estos lugares ocupan viejos galpones y fábricas en barrios otrora venidos a menos.

La paradoja "karmica" del under se repite invariablemente: Los artistas y "trendsetters" se instalan en zonas marginales y/o periféricas para aprovechar el bajo costo de desembarco (alquileres bajos o propiedades en condiciones de ser ocupadas) poniendo de moda, con el tiempo, estos barrios y contribuyendo al aumento general de precios. ¿Tiene sentido subsidiar los locales nocturnos para que sigan funcionando en los mismos lugares? ¿La escena se achica o se transforma?

El eje de la discusión no es solamente la voracidad inmobiliaria sino la mucho más compleja cuestión de la identidad de la ciudad. Parte del patrimonio inmaterial de Berlín es sin duda su vida nocturna, arriesgada, independiente y marcada por las transformaciones sufridas por la ciudad en los últimos años. Aún así, el riesgo de la intervención estatal bienintencionada es el convertir a estos lugares en tristes museos, espacios sin alma sostenidos en la siempre mutante agenda nocturna gracias a los fondos públicos.

La música que escuchan todos


El segundo artículo apunta directamente al meollo del asunto: Un grupo de artistas se atrincheró en Berlín para intentar impedir (sin éxito) que dinamitaran Tascheles, cuna de la contracultura de la ciudad, para dar paso a otro desarrollo inmobiliario probablemente sin gracia:

Its demise 22 years after the collapse of communism would be a significant loss for a city whose Bohemian reputation is its biggest selling point, and further evidence, say critics, that Berlin is being gentrified beyond recognition. "It's time for the citizens of Berlin to ask what kind of future we want," says Linda Cerna, spokeswoman for the artists. "Will we want to live in a city where everything has been sold or privatised and we just have shopping malls, gated communities and loft apartments?".

El mismo artículo da cuenta del rechazo producido en la misma época (abril de este año) a la instalación del BMW Guggenheim Lab en el barrio de Kreuzberg de la capital alemana. Lo interesante es que el laboratorio financiado por la empresa automotriz recorre distintas ciudades proponiendo justamente reflexionar sobre problemáticas urbanas a través de una mirada interdisciplinaria. El sistema expulsa a sus actores más indóciles, aquellos que justamente forjaron la identidad rebelde de la ciudad, y busca reemplazarlo con una versión lavada, pasteurizada, y en condiciones de ser esponsoreada por marcas interesadas en asociarse a propuestas innovadoras.


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